My beloved Tanger

Esta ciudad a la que vuelvo y vuelvo por una razon u otra nunca deja de sorprenderme ( a veces para bien y otras para mal). Estaba a punto de pasar una noche vieja muy tranquila por primera vez en años y nos llaman unos amigos para invitarnos a una super fiesta en el Hotel Minzah de Tanger, con concierto de una estrella del país, folklore marroquí y mucho mas en uno de los hoteles mas emblematicos del mundo. Quien podría dar un NO por respuesta? pues ferry tarifa- tanger, taxi al hotel y ohhhhhh primer decepción, que poco queda de aquellas epocas doradas del Minzah! cuando era visitado por personalidades como Sir Winston Churchill o Saint Laurent pero incluso hace 10 años yo misma vivi los ultimos rayos de esplendor, pero que poco queda del glamour de los 50’s, hoy solo un mal servicio, una decoración abandonada, casi sin agua caliente si tu vecino decide bañarse a la misma hora y un menú para despedir el año mas típico de las casas de fiesta de los  70’s que de la fascinante cocina marroquí.

Aunque como ven, igual lo he pasado genial especialmente con la entrada de un nuevo año en mi querida Tanger, con una mesa cosmopolita, mucha música y encima vuelvo con una invitacion para grabar un especial de viajes de Marbella Cool en Casablanca. Cool!!!!

Dia siguiente una visita a uno de los mercados mas alucinantes del mundo, frutas, vegetales, pescados, carnes y el bullicio del pueblo  hacen que comprendas porque la cocina marroqui es una de las mas valoradas del mundo, sus ingredientes basicos son espectaculares y las manos de sus cocineras hábiles.

Otra sorpresa agradable fue mi aperitivo en Villa Josephine! Una de las mansiones mas elegantes, espectaculares y prestigiosas que he conocido. Desde su terraza puedes oler el perfume de africa… Su decoracion es estupenda, tiene un bar muy ingles, un restaurante muy francés y unos jardines muy marroquíes.Construida en la vieille montagne” alla por el 1900.

2 PM, almuerzo sobre el Atlantico con el pescado mas fresco que puedas desear y unas ostras buenísimas aunque seguimos con algunos problemas a la hora de conseguir vino pero finalmente llego para un broche estupendo. El restaurante? L’Ocean con una informal terraza sobre el mar.

Nunca me arrepentire  de venir a Tanger, nunca.